29 noviembre 2010

Life goes on

Las palabras claves del fin de semana: tequila, galletas, matiz, redolés, sushi y "küchen de frambuesa". Gracias a todos los presentes: Papá, Mamá, hermanas y amigos. También a los presenciales, a los contextuales y a los efimeros.

Fin

26 noviembre 2010

Hogar

Hoy es mi último día de 23, no poseeré un número primo sino hasta los 29. Estoy con los audífonos tan fuertes como para no escuchar a nadie más.

Cada vez que vuelvo a mi casa me doy cuenta de los espacios, que en este último corto tiempo he intentado buscar, crear y perpetuar en diversas instancias.

Para mi no es un axioma ver mi casa como un lugar agradable. Desafortunadamente tiendo a cuestionar la mayoría de las instancias de la forma más critica, para así tener una mirada plena, placentera, temporal y consistentemente lógica.

Durante este poco tiempo me he asombrado el increíble lugar que ha sido mi casa, desde la alfombra hasta tomar el té; desde los abrazos, hasta las despedidas. Me asombra también el cariño, la confianza, la unión, la alegría ilógica hecha sonrisas insostenibles. Definitivamente este lugar no está en otra parte. Definitivamente me quedo con las sonrisas, los llamados, los consejos, las discusiones, las siestas, los juegos a pies pelados, las onces y hasta con el alto volumen de la tele prendida de mi casa.

Definitivamente hay que saber qué aprender de la familia. La mía ha sido maravillosa y, afortunadamente, no por el hecho de cumplir un rol, sino por lo que día a día cada uno ha entregado al otro.

Me quedo con esto, con lo temporal, etéreo, palpable y espontaneo.

23 noviembre 2010

El pensamiento, no necesariamente racional ni controlable puede sentarse cómodamente en las sensaciones más puras y hasta menos coherentes.
Las diferencias y distancias tan permanentes e inevitables no necesariamente están para discriminar. Muchas, pero muchas veces nos ayudan a saborear, oler, mirar, volver y com p r e n d e r.

16 noviembre 2010

El balde chino

Una anciana señora china poseía dos grandes baldes, suspendidos en cada extremo de una vara, que ella cargaba en su espalda. Uno de los baldes estaba roto y el otro era perfecto.
Este último estaba siempre lleno de agua al fin de la larga caminata desde el torrente hasta la casa, en cuanto el roto llegaba medio vacío. Por largo tiempo esto fue así, con la señora que llegaba a la casa con solamente un balde y medio de agua.

Naturalmente el balde perfecto estaba muy orgulloso de su própio resultado y el pobre balde rajado tenia vergüenza de su defecto, de lograr hacer solo la mitad de aquello que deberia hacer.

Después de dos años, reflexionando sobre su própia y amarga derrota por estar deteriorado, el balde hablo con la señora durante el camino:

-Tengo vergüenza de mi mismo, porque esta rotura que tengo me hace perder la mitad del agua durante el camino hasta tu casa.

La anciana sonrió:

- ¿Has observado que lindas flores hay solamente en tu lado del camino?
Yo siempre supe de tu defecto y por esto plante semillas de flores en tu lado del camino. Y todos los dias, cuando regresábamos, tu las regabas. Durante dos años pude recoger aquellas bellistas flores para adornar la mesa.
¡Si tu no fueras como eres, yo no habría tenido aquellas maravillas en mi casa!

Cada uno de nosotros tenemos algún defecto. Pero el defecto que cada uno de nosotros tiene, es el que hace que nuestra convivencia sea interesante y gratificante.

Arovane, Lilien

No tengo muchas ganas de escribir, así que iré al grano compartiendo otro disco para volar. Un poco electrónico, un poco abstracto, un poco como para un domingo en la mañana. Creo que en estos discos, juntos con los de Swod pasa que cada canción es un pequeño tesoro, alguien por ahí me lo comentó y creo en que es bastante cierto.
Disfruten cada canción por separado, así la inercia no puede mañosear los delgados y permanente momentos de placer.

Arovane, Lilien
creditos para: http://in-a-safe-place.blogspot.com/

PS: Un regalito adicional :)

15 noviembre 2010

Sentido

Me basé en el sentido práctico, quise perpetuar los hechos donde ambos sonreíamos. Aún así, estábamos bastante lejos de lo que al menos, yo pensaba. Que imbécil creer tanto y guardar imágenes del pasado creyendo que se van a repetir. Que imbécil la disposición, la confianza, la permanencia, la paciencia, el tiempo y lo iluso que fui al creer en la sensatez basándome en la memoria y, otra vez, en el sentido práctico.

Hoy soñé que iba en un bus y me bajaba en un pueblo que no tenía idea donde era. No llevaba ni mochila, ni plata para devolverme, ni conocía personas agradables. Estaban todos los desagradables que he perpetuado de forma indirecta.

Ya es noviembre, es mi mes favorito y se acabó el huebeo.

09 noviembre 2010

Temporadas

Es lo que creamos con nuestras manos, las herramientas, las que tienen un ciclo de vida sencillamente predecible, son determinantemente útiles y hasta sirven como analgésicos para nuestras temporales necesidades y a veces para nuestras permanentes y olvidadas angustias.

Sigo pensando que los escenarios inmodificables no tienen una utilidad predeterminada. Tampoco creo que debamos predecir su función. Estoy convencido de que cuando caes en uno de ellos es muy complejo liberarte.

El romanticismo siempre intenta no juzgar para no comparar y no desilucionarse. Sin embargo, el leve sentido de permanencia agitado con la desesperación y con un poco de orgullo creerán que tal como en los inviernos, todo es posible de acuerdo a la temporada. Como si el viento modificara la memoria. Como si vivir fuera crear acuerdos. Como si esperar fuese necesario. En resumen todo es inevitablemente extraño porque las expectativas y los silencios terminan jodiendo todo. A veces se detiene, a veces para, otra vez,
otra vez...

otra vez.

08 noviembre 2010

Fin.
















si, fin. así de simple.

03 noviembre 2010

"Yo te hablo porque me muero

me muero
de entusiasmo".


Gepe, Los barcos

Percepciones (externas) mientras voy al trabajo.

"Sólo me detengo a leer las boletas de supermercado. Asisto a eventos sociales sólo en las colas de los bancos, donde no conozco a nadie. Mi felicidad se ha centrado y se acopló a la ansiedad de querer bienes materiales. Sonrío sólo cuando quiero convencer a alguien del producto que estoy vendiendo durante la semana. Me preocupo de mí para disfrazarme y cumplir un rol que ya comienzo a odiar a las cinco de la tarde. Mis días de descanso no son para comprender mi rebeldía permanente y autocensurada, tampoco para deleitarme con leer, viajar o construir instancias suficientemente sustentables como para darme cuenta que mi vida,

se ha vuelto una mierda."