06 diciembre 2006

Quiero disfrutar mis lágrimas tristes.

Quiero disfrutar mis lagrimas tristes porque llevo meses viendo problemas en las personas, quiero llegar a mi cama y llorar con desolación porque puedo ver que hay personas que fingen sonreír, respirar y se confunden cuando sienten, cuando lo único que tienen que hacer, es no hacer nada, sino seguir con su cause. Me gustaría poder morder mi cojín y apretar mis ojos entre sollozos por todo lo malo que tapa lo ausente de las personas, por toda esa angustia que siento cuando camino por la calle y veo la expresión de los adultos. ¿Que sentirán? ¿Tan difícil es vivir 46 años? La calle es sucia, fea e hipersensible para los ojos de alguien que quiere disfrutar del aire sin encontrar palabras ciertas acerca de lo que mira. Aquí me detengo un poco.

He concluido que tengo que elevar de cierto modo mis sentidos cuando estoy ahí, no puedo reaccionar de la misma manera a cuando veo mi pieza de noche, es obvio. Pero no por eso puedo dejar pasar de lado todo lo que estoy viendo cuando camino por Avenida Libertad, entre 14 y 15 Norte, especialmente un día de semana. Vuelvo a mi umbral.
Me gustaría finalmente poder sentir un poco de paz, la que siempre llega sin toques de armonía, porque viene en un silencio que termina olvidando y acurrucando mis pensamientos quebrados.

Recuerdo todos los días mis días de Diecisiete, y ahora, que camino por ciertos lugares concluyo algo que para más de alguien pareciera obvio, pero que para mi, me ha sorprendido... porque no es con los ojos como se entiende, sino que con las manos: "Se grita con la voz, no copla garganta".
Si tuviera menos edad, probablemente no estaría aquí.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario