29 mayo 2011

Cascarón

En algún lugar de todo este espacio hay un punto que define que lo que estoy viviendo ahora, además de ser mi decisión, me limita y me permite hacer las cosas con consecuencias determinadas. A veces, no puedo más. A veces no debería dar menos.
Pero entre tanto analizar, sólo puedo velar por querer todo tal y como es.

Hoy, esta noche estoy sentado en una vereda recordando y aceptando. viajando y revolviendo.

Si hay algo que siento, es en volverme tan práctico y haber perdido el amor por las emociones y su educación.

27 mayo 2011

El cuerpo físico, el deseo y sus proyecciones

No, no tengo mayores palabras, ni tampoco explicaciones muy elaboradas. No me caracterizo por ser intelectual, ni mucho menos una persona con un pensamiento muy elevado.

Sencillamente me considero habitante de sensaciones primitivas y elementales. Por eso, casi todo es visceral, explicable, mutable y optimista. Porque si, en el origen las cosas huelen bien, saben bien y se disfrutan muchísimo.

Últimamente la comunicación con mi cuerpo está extraña. Y obvio parecen las explicaciones cuando la elongación no está bien, cuando determinadas partes no tienen la distancia adecuada con las otras; cuando la postura, la alimentación, el aire y la forma de respirar no van bien. No creo que existan reglas ni dogmas para guiarse por un buen comportamiento o actividad. Más aún me cuesta creer en que el cuerpo pueda estar conectado con la mente, porque aun no puedo definir qué es la mente, o al menos qué es mi mente.

Por esta razón sólo apelo a que mi cuerpo tiene que estar en estados netamente agradables: flexible, activo, despierto y fresco. De esta forma la dinámica se vuelve más placentera. Pienso que salir a correr, dormir, caminar, andar en bicicleta, bailar o saltar nunca deberían dejar de ser las actividades favoritas.

Y por esta razón, creo que mi distanciamiento con esta dinámica vuelve mis tardes más oscuras, mi piel más tensa y mis pensamientos más determinados. Que fácil resulta proyectarse en otros cuerpos cuando no nos sentimos a gusto con el nuestro. Que difícil es retornar a la conciencia, y que simples se vuelven nuestras emociones al proyectarnos en otros cuerpos.

Sencillamente por eso entiendo ciertos gustos, porque producto de trabajos y dinámicas incorrectamente físicas y emocionales, las proyecciones y necesidades se vuelven tan evidentes, determinadas y faciles.

24 mayo 2011

El derecho al delirio (Galeano) (Texto)

Milenio va, milenio viene, la ocasión es propicia para que los oradores de inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad, y para que los voceros de la ira de Dios anuncien el fin del mundo y la reventazón general, mientras el tiempo continúa, calladito la boca, su caminata a lo largo de la eternidad y del misterio.

La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será. Tenemos una única certeza: en el siglo veintiuno, si todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio. Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea.

En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar.

¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:
el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones; en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;
la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;
el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;

la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;
se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega; en ningún país irán presos los muchachos que se niegan a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;
los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;

los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;
los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;
los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;
la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;

la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero; nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;
el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;
la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;

nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión; los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle; los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos; la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla; la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla; la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;

una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú; en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria; la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo; la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: "Amarás a la naturaleza, de la que formas parte";

serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma; los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar; seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuanto hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo; la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.

Eduardo Galeano

22 mayo 2011

segundos de oscuridad

Pequeñas partículas suelen presentarse como convicciones: Pequeñas partículas que me dicen sobre el tiempo. Que pasará cada vez más rápido en la medida que la contemplación disminuya. Que la nostalgia suele confundirse con el cansancio que no se ha adherido a los viajes, a la satisfacción proveniente del inconsciente, sino de las responsabilidades.

Preguntas como el saber si la valentía llega por el aceptar cualquiera sea la orden o por mantenernos fieles hacia la irreverencia de nuestros sentidos.

Que la sedatofobia parece publicitada en todos lados.

Que la necesidad del cambio y la oportunidad me dan tanto asco como la publicidad y la religión. Que no hay que renovarse ni inventar, sino volver, sentarse y dejar de pintarse sonrisas en la cara para querer identificarse en base al promedio y la mediocridad con el resto.

Que el lenguaje es lineal y dejémoslo tal como está. Que el inconsciente crece en la medida de nuestra experiencia y que mejor, vamos a construir un camino donde podamos fluir entre ambos puntos. Que en realidad, no son puntos sino espacios.

Que no tengamos que aparentar ser tan fuertes, que mejor nos sentamos y vemos el arrebol y así nuestros miedos no los ocupamos en horarios de oficina, ni mal acostumbramos al ocio en vivir en agonía y miseria.

Que mejor lloremos todo lo que tengamos que llorar, antes de que tengamos ojos a nuestro cuidado, cuando ni siquiera hemos aprendido a tocar el suelo para conocer la paz y la pérdida de la vergüenza.

03 mayo 2011

Mientras

En el tiempo,
lo que me ayuda a crecer,
no es la capacidad de guardar convicciones,
sino la de siempre querer aprender.

y aquí me contradigo un poco.
Pero mis convicciones siempre están un poco distanciadas sobre mis actitudes
más primitivas.
y aprender, me ha sido tan indispensable como discriminar y respirar.