04 enero 2009

Las gaviotas locas

Hace días, mientras caminaba mirando las luces del escenario, como era habitual antes de la función, pisé mal un escalón y caí. Me levanté y vi que todo el lugar estaba oscuro, como el color de las fotografías tristes en blanco y negro, podía divisar de forma agradable el contorno de casi todo, y divisé, a lo lejos la puerta de entrada del pasillo derecho, el cual a mis espaldas, está a mi izquierda, como la mano con la escribo y con la que no tomo el Mouse de mi computador; pero si con la que dibujo y te escribo los te quiero, de los cuales no hablaré hasta que me siente en la gaviota que te divisó en Valparaíso, el lugar del teatro donde solía mirar las luces.

Caminé por el pasillo que era entre subida y maderas diagonales un tanto extrañas. Mis pies parecían rebotar con el sonido del piso. No sé si salí del lugar, pero entraban sabanas blancas por la puerta, que se desvanecían en la oscuridad.

Salí a una calle oscura, de noche, porque no había sol, sino luna. Al otro día todo era normal.

Bienvenida normalidad!.

Esa normalidad, me llevó a la vida cotidiana que siempre he tenido, la cual olvido con frecuencia y recuerdo con asombro-confusión. Así apareciste un día, así seguiste semanas y llegaste a tocar con tu mirada cada parte de mi piel. Mis hombros comenzaron a cuestionarse como sería cargar con todo el peso emocional que significaría quererte, mientras mis pies solo querían correr hacia ti, como si estuvieras 20 kilometros, siendo que estabas sentada al lado mio, en un trole, hablándome del edificio de Chiletabacos que sería derrumbado por el capitalismo.

Cuando te fuiste, todos hablaron, mis manos interrumpían a mis pies, y entre tantos gritos mis rodillas ni siquiera escuchaba, después de un largo rato terminaron amurradas, porque ellas, tan importantes que se creían, eran las que decían que me iban a ayudar a algo que ahora no recuerdo, porque mis manos repetían una y otra vez que estaban asombrados por ti. Mi memoria, mi conciencia, todas lo que estaba aparentemente arriba de mi cuello, comenzaron a colapsar y a almacenar palabras que, por tanta carga emocional, se hacían desconocidas para ellas.

Fue todo un espectáculo silencioso el cual vivía mientras iba camino a Viña, mi casa.
Tantas veces dibujé, escribí, imaginé y soñé. Y nunca te apareciste. No sé, ni tampoco me cuestiono como hubiese sido si hubieses aparecido antes, no tengo idea. Pero ahora ya no escribo razones para no vivir. Ahora me acompañas a un vino con frutas en el Barposeia y me abrazas al despedirte de mi.

Esta es mi normalidad, mi realidad cotidiana, la cual comienzo a compartir contigo. Fue una de las pocas cosas que puedo recordar desde ese día en que te conocí. Encontré palabras, momentos y ánimos tan agradables, que ni siquiera tienen canciones, ni momentos. Eso me parece genial. Mañana, probablemente veamos peliculas, hablemos de algunas típicas y de las que tenemos que ver, de libros clichés y probablemente vayamos al mismo Cine que ya he visitado antes. No será todo distinto a lo que he vivido en mis últimos 22 años. Pero estoy tan seguro, que te miraré o te pensaré y... no, no me sentiré como en los paisajes cristianos donde todo es verde. Sin embargo mis sentidos comenzaran a quedarse atónitos, porque... hasta ayer ya han dicho todo. Te quiero.

7 comentarios:

  1. La muchacha abrió los ojos, las gaviotas gritaban, miro al cielo y no entendió; una voz a su lado susurro: - Están locas, por eso gritan, están locas… como nosotros. En ese momento todo le pareció familiar. De fondo una melodía que no había escuchado nunca en su vida pero sentía que ella misma la había creado… un-dos-dos…un-dos-dos… ella sentía el latido de su corazón.
    Su cabeza apoyada en su pecho hizo creer que era de verdad, que era real como el paisaje que vivía y respiraba ante sus ojos, el no era un sueño… ella sonrío y se volvió a dormir. Ella lo acompaño, desde ahora lo acompañaría para siempre.

    ResponderBorrar
  2. No es una silueta humana la que deslumbra tus sentido y tu vida, es la mas fiel representación del mas hermoso, puro y único de los arquetipos. Mucha suerte y felicidades

    ResponderBorrar
  3. Hablar para caer en mundades como aquellas es sólo meter ruido.
    Me alegra saberte contento niño.
    Me apena que el mundo continúe creyendo en el discurso totalitario de los sentimientos.
    Lo peor de la cruel verdad de Nietzche; Dios a muerto es que la humanidad buscó el amor en el humanos, vaya lío en que nos han metido.
    Salud!








    [Algunas veces me acuerdo de tí, desaparezco a ratos, es normal en mí, sólo cuidate mucho, nos vemos pronto]

    ResponderBorrar
  4. " Encontré palabras, momentos y ánimos tan agradables, que ni siquiera tienen canciones, ni momentos. " <-- mucha razón, hay momentos que son únicos, no vale la pena compararlos con otras cosas.

    Te agrego a la lista de amigos de Las Hojas Sueltas, a ver si te das una vuelta por ahí y revisas los cuentos que tenemos.

    Saludos!

    ResponderBorrar