04 febrero 2010

Habitante

Somos los que nos separamos del tiempo, somos los que alejamos de su fondo, los que observamos sus limites y su forma. Somos los pasajeros que viajan inmersos en un mundo de personas en tránsito, pero sin boletos. Somos los que percibimos cada onda de los sonidos de la tierra, los que no sólo nos guiamos de las estrellas, sino que interiorizamos y las hacemos parte de todos nuestros atardeceres. Los que nos damos cuenta de nuestra columna, de nuestras tensiones y de cada musculo, de cada vibración sin necesidad de analizarla o cuantificarla.

Somos los observadores, los que no necesitamos preparación porque vivimos de los asombros y del retorno de la consciencia colectiva, animal y salvaje.

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