11 agosto 2010

los adoquines de la cordillera

Abandonemos la necesidad
mientras nos lavamos la cara de sonrisas.
Acortemos la distancia
engordando el silencio.
Abrumemos la voluntad
sin mencionar una sola palabra.
Sigamos buscando juguetes para no llorar.

Allá, están las escaleras desconocidas
del puerto, del cerro y la lluvia.
Aquí está mi mano, mi insensatez
y mi confianza.

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