Que paradójico querer tantas cosas,
simples, complejas, mediaticas, difíciles
encuentros, olvidos, salidas y venidas.
En un minuto queremos lograr el instante perfecto,
si sabe a casualidad, mejor aún.
En el otro, queremos detener el mundo,
Las ganas parecen cansadas, porque la cabeza busca otras soluciones
o porque hay algo que produce picazón,
letargo, sueños incómodos, angustia o ansiedad.
Nos tropezamos al andar.
Creemos volar
Sin saber como caer
como resistir, o como aguantar la respiración.
Nos tropezamos al andar.
cambiamos de canción
y al final de la tarde igual nos parece todo incompleto.
Salimos una, dos, tres noches.
Cambiamos de vaso, de color, de mesas.
Disfrazamos la sonrisa y practicamos la mirada.
¿Por qué los encuentros tienen tantas palabras, caminos, caracteristicas, virtudes, defectos, alcances y por sobre todo el concepto de búsqueda para llegar a él?
Creo que hay algo que podríamos cambiar.
Es necesario poder detener un poco la maquina y darse cuenta de lo que es rutina y lo que es silencio.
ResponderBorrarsaludos.
No sé quién cresta nos enseñó que para encontrar hay que buscar, mala lección. Mientras más busco menos encuentro.
ResponderBorrarQué mala suerte, no es casualidad.