Una anciana señora china poseía dos grandes baldes, suspendidos en cada extremo de una vara, que ella cargaba en su espalda. Uno de los baldes estaba roto y el otro era perfecto.
Este último estaba siempre lleno de agua al fin de la larga caminata desde el torrente hasta la casa, en cuanto el roto llegaba medio vacío. Por largo tiempo esto fue así, con la señora que llegaba a la casa con solamente un balde y medio de agua.
Naturalmente el balde perfecto estaba muy orgulloso de su própio resultado y el pobre balde rajado tenia vergüenza de su defecto, de lograr hacer solo la mitad de aquello que deberia hacer.
Después de dos años, reflexionando sobre su própia y amarga derrota por estar deteriorado, el balde hablo con la señora durante el camino:
-Tengo vergüenza de mi mismo, porque esta rotura que tengo me hace perder la mitad del agua durante el camino hasta tu casa.
La anciana sonrió:
- ¿Has observado que lindas flores hay solamente en tu lado del camino?
Yo siempre supe de tu defecto y por esto plante semillas de flores en tu lado del camino. Y todos los dias, cuando regresábamos, tu las regabas. Durante dos años pude recoger aquellas bellistas flores para adornar la mesa.
¡Si tu no fueras como eres, yo no habría tenido aquellas maravillas en mi casa!
Cada uno de nosotros tenemos algún defecto. Pero el defecto que cada uno de nosotros tiene, es el que hace que nuestra convivencia sea interesante y gratificante.
jajajajaja la huevá maraca.
ResponderBorrarpropia no lleva tilde. ajajajajajaaja
esa sutil sabiduría que puede
ResponderBorrarllegarnos a parecer absurda, solo puede ser expresada
en metáforas claras y sencillas
como lo es al vida misma.
es solo tener la capacidad de entender que no todos entendemos la complejidad algunos textos que finalmente dicen lo mismo..
los chinos me agradan.
quiero una flor de ese camino :)
ResponderBorrarme gustan estos chinos...
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