09 noviembre 2010

Temporadas

Es lo que creamos con nuestras manos, las herramientas, las que tienen un ciclo de vida sencillamente predecible, son determinantemente útiles y hasta sirven como analgésicos para nuestras temporales necesidades y a veces para nuestras permanentes y olvidadas angustias.

Sigo pensando que los escenarios inmodificables no tienen una utilidad predeterminada. Tampoco creo que debamos predecir su función. Estoy convencido de que cuando caes en uno de ellos es muy complejo liberarte.

El romanticismo siempre intenta no juzgar para no comparar y no desilucionarse. Sin embargo, el leve sentido de permanencia agitado con la desesperación y con un poco de orgullo creerán que tal como en los inviernos, todo es posible de acuerdo a la temporada. Como si el viento modificara la memoria. Como si vivir fuera crear acuerdos. Como si esperar fuese necesario. En resumen todo es inevitablemente extraño porque las expectativas y los silencios terminan jodiendo todo. A veces se detiene, a veces para, otra vez,
otra vez...

otra vez.

1 comentario:

  1. Las malditas expectativas, eh?
    Hace tiempo no pasaba por acá pero siempre es una agradable sorpresa (:
    Que todo ande bien Miguel, un abrazo.

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