20 febrero 2009

El centro de las cosas es un lugar invisible.

El presente y el infinito me parecen términos familiares, no iguales, ni tampoco similares. Es que últimamente siento que el presente es un quiebre constante y fluido de la inercia. El infinito, a ratos, me parece inerte.

Hace dos noches me asombré de que el mundo fuese hacía atrás mientras yo caminaba. Siendo yo el único que podía sentir esto. ¿Que estaban viendo las demás personas? ¿Dónde estaban todos realmente?. Probablemente esto debí preguntármelo hace hartos años atrás.

3 comentarios:

  1. Hey, es raro. Creo que hace unas semanas escribí algo muy parecido en un cuaderno, creí a que era la única.

    Yyy, nada.

    Un abrazo :).

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  2. el humano amigo mío, es una persona - ni más, ni menos -, existe, es feliz, es triste también, él comete tantos errores como yo, ambos no sabemos nada para ti, ni para alguien más, sólo para nosotros mismos, aunque conseguir la conquista fecunda nos convierte en auxilio. Mí amigo, él está pendiente del presente, es nuestro único peldaño seguro, si no he quebrantado mi garganta por un instante en el presente cómo puedo sentirme parte de un trabajo pasado en el cual fundirme para el crecimiento de todos. Luego trabajamos con el futuro, pues nos aterra lo descubierto hoy, ahora. El pasado es sólo lo que nos resta, es el camino de vuelta, el sendero que nos devuelve ya algo más seguros al presente. ¿Qué humano ha osado ocultar al público la verdad de su oficio? Quien proceda tan miserablemente - sólo entregado al pasado - no es en nada persona.

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