30 octubre 2009

Arrebol

Me he llenado de canciones nuevas. Cambié mi horario de práctica de dos a tres veces a la semana. Salgo sin pensarlo tanto, escapo de lugares e instancio temas con facilidad. De pronto, cuando mis pensamientos se estiran, elongan y se maravillan, siento que fluir es completamente indispensable para definir. Aunque sigo pensando que crecer es guardar palabras en la memoria para llenarse de orgullo. Sentir y aprender satisface instintos, deseos y hasta nos levanta para cuando nos vemos dentro de los peores mareos del invierno.

No tenemos inicio, ni fin, estamos hecho del mismo material que se aproxima y choca donde termina nuestra piel. Nuestros pensamientos viajan y se transmiten de forma clara. Por las noches no son las velas ni la música la que nos determina, sino nuestros sentidos reprimidos, nuestras ansias que adoran el éxtasis o nuestros miedos que no diferencian las nubes del suelo.

Hasta nuestro cuerpo cambia cuando dejamos de reaccionar frente a la realidad y comenzamos a tomar decisiones con sentido. En ese momento nos comunicamos directamente con nuestros sentidos.

A pesar de que tanto nos cuesta librarnos de nuestra ira, creo que siempre nos resultará más fácil dejar eso que nuestras ganas de vivir, esa es una actitud muy cercana a mis instintos favoritos.

Voy a salir a mover mis pies y a concentrarme en mi respiración. Aire puro por favor, que quiero volverme consciente e invisible.

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