El escenario persuadido por incertidumbre y dudas, de pronto parece tener más colores que el que vive ocupado de convicciones, orgullo y planes estratégicos.
Somos naturalmente mutables.
Difícil se nos ha hecho evadir los estímulos mediáticos desechables de la sociedad actual que intentan encasillarnos para luego invadirnos de elementos burdamente contextualizados.
Están apareciendo realidades colectivas cada vez más intensas, sin importar el lugar donde estemos. Se están presentando escenarios dispersos de resistencia cultural que son invisibles, valientes y sustentables. Frente a todo lo desechable, parece existir una esperanza sincrónica y empática.
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