22 abril 2010

Paseo Yugoslavo

Te encontré una noche, me hablaste tal y como lo hiciste la vez que nos conocimos. Estábamos en subida ecuador, las personas que nos relacionaban ya no cumplían los mismos roles y nos ahogamos en una conversación intensa. Terminamos en mi casa, conversando e intentando mirarnos entre toda la oscuridad de la madrugada.
Nos compartimos y conversamos muchísimo, acordamos vernos al otro día, estuve maravillado. Nos sentamos en la misma cama y nos apoyamos en la misma muralla.
Nada tenía que ver con lo anterior vivido.
Nada tenía que ver con las otras personas que nos relacionaban
Nada tenía que ver con este presente intenso e infinitamente agradable.

Al otro día termine en tu casa, mirando una foto de tu niñez, de pronto entras con tu edad de la foto, viajé en el tiempo. Eras una niña exquisitamente agradable. Sales y me traes al presente. Apareces y te pido que nos veamos luego.

Nos encontramos en una esquina.
Te sigo
Nos dudamos
Te sigo
Conversamos.

No sé cual es la combinación para sentirme así como me sentí contigo, pero recuerdo claramente tus palabras. "Ama, y nunca dejes de amar, sólo así podrás sentirte como te has sentido estos dos días conmigo".

Despierto con la sensación de tu sonrisa ligera y mirada pequeña.
Despierto sin la sensación física de tus besos, sino con la de tu mirada y la de tu dibujable rostro.
Nada tuvo que ver esto con la historia, pero tus palabras me las quedé, tu sonrisa ausente también.

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