29 junio 2010
Kaskivano - Villa Francia
Esto puedes leerlo en:
Música (Downloads),
Razones para vivir
"Que se hagan los sueños, hoy en todas partes..."
Descargar "Perseguido por el mar", de la ultimapapita.com
23 junio 2010
Primera meta cumplida
El 3 de Enero dije algo así como:
Este fin de semana me despedí del Cerro Alegre para itinerar al Cerro Bellavista. Con vista al Cerro Yungay y pasajes más enredados, perdidos y complicadamente bonitos que dan incluso a un pedacito del mar.
Mi primera meta para este 2010 es conseguir un lugar donde vivir que sea asoleado o tenga vista al mar.
Este fin de semana me despedí del Cerro Alegre para itinerar al Cerro Bellavista. Con vista al Cerro Yungay y pasajes más enredados, perdidos y complicadamente bonitos que dan incluso a un pedacito del mar.
16 junio 2010
Los compañeros
Esto puedes leerlo en:
Emociones (viento fuego),
Razones que te da el mundo (reflexiones)
Pasa el tiempo, se pone a llover y algunos maldicen a las nubes.
Se despeja y unos siguen reclamando.
Viene la primavera y las excusas parecen hacerse presente de forma inconsciente o involuntaria.
Finalmente quedan los que se mojan y aparecen en el patio al otro día para secarse con el sol.
Es genial pensar que tengo amigos de hace muchos años, y que a pesar de las lluvias. Están ahí siempre. Esperando nada, entregando espontaneidad y uno que otro encuentro sublime.
Se despeja y unos siguen reclamando.
Viene la primavera y las excusas parecen hacerse presente de forma inconsciente o involuntaria.
Finalmente quedan los que se mojan y aparecen en el patio al otro día para secarse con el sol.
Es genial pensar que tengo amigos de hace muchos años, y que a pesar de las lluvias. Están ahí siempre. Esperando nada, entregando espontaneidad y uno que otro encuentro sublime.
14 junio 2010
Los ritmos y la armonia
Esto puedes leerlo en:
Planeta Tierra,
Razones para el fin del mundo,
Razones para vivir
En un segundo, invoqué todos los gestos en mi conciencia, todas las posiciones que mi espalda toma en un día cotidiano. Con eso, me desplacé en instantes pequeños e inmensamente intensos.
El ritmo normal está lleno de vacíos, de dejar los ánimos a un lado, de desperdiciar el cuerpo en ocupaciones, preocupaciones, reacciones y responsabilidades ajenas. Esta rutina contemporánea resulta un veneno para el cuerpo, para los huesos, los músculos, los nervios, los sentidos, la capacidad de disfrutar los placeres, combatir los miedos y sentir la conciencia dispersa y divagar por lo subjetivo que es lo trascendental.
La educación y todo el ritmo cotidiano están llenos de errores, de supuestos, actitudes, motivaciones y por sobre todo estímulos. Con esto, ya no queda tiempo para los cuestionamientos, para el silencio, el ocio, el vacío, la comunicación y para la conciencia. No queda tiempo para preguntarnos quienes somos, qué hacemos o hacia donde vamos.
Y hablando en términos más cotidianos y contextuales. Ni siquiera nos preguntamos como están nuestro cuello, ni siquiera escuchamos nuestra respiración.
Con tan solo dedicarle al cuerpo una hora y media de paz, todo el universo parece cambiar. Con tan solo prestarle la atención suficiente a nuestra respiración, a nuestros pies, a nuestros hombros y cuello, podríamos dejar de evadirnos y botar de una buena vez los instantes desagradables, los efectos secundarios y el fingir todo el tiempo para parecer normal frente a todo. También podríamos dejar de sentirnos cansados, asumidos, menospreciados, testarudos, innecesariamente valientes y correctos.
...
En ese mismo segundo de conciencia me sentí ajeno a lo que mi cuerpo sentía. Y claramente fue porque el centro de mi atención constante estaba tan distraído y desagradablemente disperso que no me percataba de porque mi espalda esta tan tensa o mi mandíbula no podía acomodarse bien.
De pronto me sentí incomodo de mi mismo, este era el primer paso. El segundo era seguir respirando, acomodándome, enfocándome. Luego de esto volví un poco más a mi. A mi intima forma de paz.
El tiempo pasa demasiado lento, el tiempo y el cuerpo pueden llegar a confabular perfectamente para que seamos infinitos. Pero es la rutina y el exceso de responsabilidades las que nos limitan, retraen y finalmente nos envenenan.
Los alimentos, el tabaco, los miedos y la televisión, la política fascista y burócrata, los diarios, las conversaciones, la música, la farándula, el incomodo asiento, la ventana, el techo, el frío, el cemento y la falta de árboles. Todo se vuelve un poco más extraño. Y nosotros, que inevitablemente nos volvemos más viejos y conscientes que sólo podemos tomar la decisión de cambiar esto o volvernos indiferentes frente a todo lo que nuestro cuerpo necesita y mente desea.
Nuestra capacidad de sentir placer no está limitada, ni mucho menos perdida, La instancia de ser felices menos. Entramos en un ciclo donde nuestra posición es tan compleja que el hacer algo por cambiar y volver a la conciencia se ha transformado en un deber.
Esto,
fue lo que sentí al iniciar mi practica, y al intentar hacer, humildemente, mi primer adho mukha después de meses sin practicar.
Namaste
El ritmo normal está lleno de vacíos, de dejar los ánimos a un lado, de desperdiciar el cuerpo en ocupaciones, preocupaciones, reacciones y responsabilidades ajenas. Esta rutina contemporánea resulta un veneno para el cuerpo, para los huesos, los músculos, los nervios, los sentidos, la capacidad de disfrutar los placeres, combatir los miedos y sentir la conciencia dispersa y divagar por lo subjetivo que es lo trascendental.
La educación y todo el ritmo cotidiano están llenos de errores, de supuestos, actitudes, motivaciones y por sobre todo estímulos. Con esto, ya no queda tiempo para los cuestionamientos, para el silencio, el ocio, el vacío, la comunicación y para la conciencia. No queda tiempo para preguntarnos quienes somos, qué hacemos o hacia donde vamos.
Y hablando en términos más cotidianos y contextuales. Ni siquiera nos preguntamos como están nuestro cuello, ni siquiera escuchamos nuestra respiración.
Con tan solo dedicarle al cuerpo una hora y media de paz, todo el universo parece cambiar. Con tan solo prestarle la atención suficiente a nuestra respiración, a nuestros pies, a nuestros hombros y cuello, podríamos dejar de evadirnos y botar de una buena vez los instantes desagradables, los efectos secundarios y el fingir todo el tiempo para parecer normal frente a todo. También podríamos dejar de sentirnos cansados, asumidos, menospreciados, testarudos, innecesariamente valientes y correctos.
...
En ese mismo segundo de conciencia me sentí ajeno a lo que mi cuerpo sentía. Y claramente fue porque el centro de mi atención constante estaba tan distraído y desagradablemente disperso que no me percataba de porque mi espalda esta tan tensa o mi mandíbula no podía acomodarse bien.
De pronto me sentí incomodo de mi mismo, este era el primer paso. El segundo era seguir respirando, acomodándome, enfocándome. Luego de esto volví un poco más a mi. A mi intima forma de paz.
El tiempo pasa demasiado lento, el tiempo y el cuerpo pueden llegar a confabular perfectamente para que seamos infinitos. Pero es la rutina y el exceso de responsabilidades las que nos limitan, retraen y finalmente nos envenenan.
Los alimentos, el tabaco, los miedos y la televisión, la política fascista y burócrata, los diarios, las conversaciones, la música, la farándula, el incomodo asiento, la ventana, el techo, el frío, el cemento y la falta de árboles. Todo se vuelve un poco más extraño. Y nosotros, que inevitablemente nos volvemos más viejos y conscientes que sólo podemos tomar la decisión de cambiar esto o volvernos indiferentes frente a todo lo que nuestro cuerpo necesita y mente desea.
Nuestra capacidad de sentir placer no está limitada, ni mucho menos perdida, La instancia de ser felices menos. Entramos en un ciclo donde nuestra posición es tan compleja que el hacer algo por cambiar y volver a la conciencia se ha transformado en un deber.
Esto,
fue lo que sentí al iniciar mi practica, y al intentar hacer, humildemente, mi primer adho mukha después de meses sin practicar.
Namaste
11 junio 2010
03 junio 2010
La mediocridad de las autoridades
Esto puedes leerlo en:
Razones para el fin del mundo
En Valparaíso el dueño de las farmacias Cruz Verdes compra un edificio histórico para demolerlo y construir dos torres tipo viña park:
Y En Santiago, en mayo del 2010, un presidente llamado Sebastián Piñera declara como monumentos nacionales dos letreros de neón:
Así van los intereses en este país. Un edificio histórico, icono arquitectónico de la ciudad de valparaíso es demolido por un gran empresario. Y al año siguiente un presidente populista declara monumento nacional dos simples letreros de neón.
Las casas se caen a pedazos, los edificios y monumentos desaparecen, pero la gente, en su democracia elige a estos personajes imbéciles, ignorantes y manipuladores.
Y En Santiago, en mayo del 2010, un presidente llamado Sebastián Piñera declara como monumentos nacionales dos letreros de neón:
Así van los intereses en este país. Un edificio histórico, icono arquitectónico de la ciudad de valparaíso es demolido por un gran empresario. Y al año siguiente un presidente populista declara monumento nacional dos simples letreros de neón.
Las casas se caen a pedazos, los edificios y monumentos desaparecen, pero la gente, en su democracia elige a estos personajes imbéciles, ignorantes y manipuladores.
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