23 junio 2011

Las sensaciones que me dejas del cotidiano

Esto comenzó en un cuarto de ventanas blancas, la ventana estaba abierta. Se veía algo de mar, parte del cielo y tonos principalmente fríos.

Por la ventana entró un ave que volaba de la misma forma que un picaflor, pero más grande. Expliqué con entusiasmo la forma en que movía sus alas, éste nos rodeaba en la pieza, nos miraba a cada uno de nosotros, hasta que empezó a acercarse a mi con mayor frecuencia. En un momento dudé si ahuyentarlo o no, hasta que extendí mi mano. Fue en ese momento cuando se posó, en mi mano izquierda. y aliviado me entregó calor y lo sentí en paz.

Segundos después, luego que su descubrimiento se había transformado en reposo, comenzó a sacar un huevo. y a empollarlo. Para mi sorpresa este comenzó a moverse minutos después. Inevitablemente iba a nacer. El huevo se movió y con un poco de destreza lo pude sujetar entre mis manos hasta que finalmente se desprendió de su cascarón. El polluelo tenía extermidades, era tan tierno como místico.

El episodio me dejó sensaciones de sorpresa, ternura, esperanza y valentía.

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