Todo comenzó con granos en los ojos.
Luego aparecieron manchas en las mejillas.
Los granos se sacudieron hasta llegar a las manos.
Los sueños cambiaron,
los ánimos también.
Mi sentido de aprendizaje comenzó
a volverse cada vez más rígido.
Ahora me tiritan los ojos
de vez en cuando.
y por si fuera poco,
me cuesta cada vez más entender mi alrededor.
No por tener ideas contraproducentes.
Es porque lentamente siento que le tomo menos importancia al tiempo.
Porque con él estoy
haciendo exactamente lo que no quiero vivir.
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