20 octubre 2011

Viajar

Nunca antes había soñado con un incendio donde el humo fuera tan negro y que este tapara a toda la ciudad de un cielo naranja abrasador.

Nunca había volado de techo en techo sin tocar ninguna lata más que las cuerdas de los tendederos al bajar por las casas del cerro cordillera o mariposas.

Y mientras tanto, en la realidad intento tocar los límites de mi existencia simbólica para procesos creativos inexistentes y alucinantes.

1 comentario: