21 octubre 2013

Lejos

Estaba caminando cerca del paseo La Torre, en Villa Alemana. Mis piernas dolian como de costumbre por el cansancio de la tarde.

Eran las rodillas, era la mochila, era la rutina.

Vi de pronto unas cinco personas haciendo un graffiti entre una muralla y una casa municipal. Las letras con los colores le daban mucha vida al lugar. Eran letras y dibujos de amarillo, rojo, verde claro y azules. Seguí caminando para ver como avanzaba todo. Me detuve en una galeria, junto a otras personas a mirar el trabajo en proceso.

En no mas de cinco minutos llego un camión amarillo de la basura. Se baja el primero, y en el momento en que se acerca a uno de los artistas, recibe un gran golpe en la casa. Se escucha todo desde donde estoy.

Se baja otra persona del camión amarillo y va a defender a su colega ya en el suelo. La pelea es entre cuatro. Todos son pelados. Los que estamos al frente de la estamos asustados, expectantes, queriamos ver como terminaba la obra y ahora, no sabiamos escapar o quedarnos.

Uno de los niños que estaba junto a mi era el hermano de los graffiteros. Al saber que yo me encontraba de visita, que mi casa no estaba en Villa Alemana me preguntó de forma peyorativa por qué no estaba en mi hogar. Por qué no me importaba defender mi tierra y por qué estaba de ahi para hablar de como eran las cosas en otro país.

Me sentí cobarde, incorrecto, asombrado. Atónito por la respuesta de un niño de unos 13 años que ama a su tierra mas que la mia, sin dialéctica, sin discursos intelectuales.

Queria corregir mi respuesta, decir como deberian ser las cosas. Pero iba a caer en la retorica del primer mundo, de la injusticia del presente.

Me fui, tome un auto, me confundí entre la pista derecha e izquierda. No veía absolutamente nada. Me detuve en un semáforo mientras hablaba por teléfono con mi papá y le comentaba que no veia nada, que queria frenar, que iba a chocar en cualquier momento.

Me desperté

16 octubre 2013

Voluntad y supervivencia

El viaje, como un proceso de autoconocimiento, más que del transito temporal y fisico desde un lugar a otro, es un proceso del desarrollo de los sentimientos, de la profundizacion de los sentidos. Como pasa el tiempo por nuestra piel vamos sacando grietas, caminos y senderos por nuestros recorridos que representan la experiencia, la trama de nuestras emociones. Estas emociones se componen de nuestras etereas historias. como tambien nuestro cotidiano inmediato. Somos lo que comemos, lo que pensamos, lo que sentimos, lo que componemos.

El viaje es personal. Sabemos que lo unico constante y permanente es el cambio. Por eso se desacelera cuando tratamos de volvernos fuertes. El viaje pierde su objetivo cuando tratamos de armarnos de convicciones, de medir.

Siempre me acuerdo de frases como "esta desilusión me ha costado dos lineas mas en mi rostro". El proceso de saber que todos tratamos de hacer lo mejor, de que somos independientes unos de los otros y que ademas solo podemos contar con elementos basicos que son consecuencia de nuestro instinto. Esos elementos como  el encuentro y la comprension, son los que forman la trama, eson son los que forman la trama.

09 octubre 2013

Sensaciones no desarrolladas

Cuando miramos lo que nos parece trascendentalmente interesante, tomamos una cámara que mire por nosotros y así, nosotros miramos luego a través de ella.

Cuando queremos a alguien, solemos condicionar nuestro estado mediante un papel y asi, consolidamos e institucionalizamos uno de nuestros sentimientos mas bestiales, carnales, instintivos y salvajes.

Cuando intercambiamos nuestras habilidades y conocimientos, lo hacemos solo en base a la existencia del pre-requisito de un intercambio previo y, hoy en dia, esencial. Así, relentizamos la dinámica del aprendizaje. Porque no se puede enseñar sino existe un aprendizaje constante o  inmediato.

Es más, cuando queremos y pedimos seguridad, relentizamos aun mas la dinámica y construimos rejas, murallas y perdemos la conexión con los iguales que viven alrededor de nosotros.

Así, se vuelve natural no estar cerca de las personas, no saberlas, no conocerlas y establecer el respeto como una especie de distanciamiento absurdo alimentado por una situación actual desincronizada, alimentada por desconocimiento, miedo y soledad. También se vuelve normal interponer dinamicas que desaceleran nuestras actividades mas básicas e instintivas. La razón no es tan descabellada, es que todos, antes de la decisión, somos sensibles a los estímulos y a un aprendizaje aparente. Todos materializamos, concretamos y luego de alimentarnos incesablemente por nuestro asombro y más intimo placer.

Por ello, es importante que nos baste con mirar con los ojos, con amar en el presente, con satisfacer la enseñanza mediante el constante aprendizaje.