Ya dejamos de vivir.
Nos enfermamos.
En el preciso momento en que cazamos y no era para alimentarnos,
ni para abrigarnos.
Nos enfermamos cuando las casas que construíamos ya no eran para vivir en ellas.
Nos enfermamos cuando el miedo, desde la ilusión, se presentó como un condicionante frente a nuestra realidad.
Cuando los simbolos y los espiritus dejaron de ser parte de nuestro lenguaje y comenzaron a tener interpretaciones, así como el democrático, contraproducente y contradictorio lenguaje actual.
25 octubre 2011
24 octubre 2011
2011
Esto puedes leerlo en:
Efecto mariposa,
Razones para el fin del mundo
Dentro de la conciencia y de la profundidad con la que los hechos nos van afectando, suelo pensar que toda la historia y trascendencia levemente humana nos excusa o define, nos determina y nos limita. La instantaneidad contemporánea nos engaña a creer volver a una conciencia natural, o más bien a simular una completamente nueva con infinitos vectoriales, con ilusiones lógicas y con amores expectantes. La nueva realidad es tan lógica como inservible, tan religiosa como avasalladora.
Nuestros sentidos dispuestos a la luz por las expectativas y juicios nos llevan a escudarnos en el conocimiento como si este nos fuese a volver inmunes frente a lo mismo que estamos buscando en estos momentos, pero a partir de una fractura la cual nos es imposible desligarnos.
Nuestros sentidos dispuestos a la luz por las expectativas y juicios nos llevan a escudarnos en el conocimiento como si este nos fuese a volver inmunes frente a lo mismo que estamos buscando en estos momentos, pero a partir de una fractura la cual nos es imposible desligarnos.
20 octubre 2011
Viajar
Esto puedes leerlo en:
Razones para vivir
Nunca antes había soñado con un incendio donde el humo fuera tan negro y que este tapara a toda la ciudad de un cielo naranja abrasador.
Nunca había volado de techo en techo sin tocar ninguna lata más que las cuerdas de los tendederos al bajar por las casas del cerro cordillera o mariposas.
Y mientras tanto, en la realidad intento tocar los límites de mi existencia simbólica para procesos creativos inexistentes y alucinantes.
05 octubre 2011
El miedo de los 25 años
Esto puedes leerlo en:
Razones que te da el mundo (reflexiones)
En esta nueva habitación las ventanas son más grandes, el techo está más alto y el piso es de una madera más oscura, las paredes son blancas y por las puertas se puede colgar perfectamente un columpio.
Esta sería la habitación del periodo en el que estoy viviendo. No tengo muchas convicciones, por lo tanto tampoco juicios ni condenas. Esto me agrada.
En un principio sentí curiosidad y miedo al saber cómo nos vamos volviendo viejos.... "viejos", como si nos estuviesemos burlando de quienes realmente comprenden más de un instante. Es que el sentir todo de forma cada vez más profunda es, en ocasiones, desesperante, desafiante, desilusionante y a veces decadente. Pero aquí estamos, con sentimientos que no necesariamente han dejado de ser mudables, sino que sólo han encontrado un espacio dentro de esta piel con elasticidad extraña y surcos casi bien definidos.
En todo este proceso, hay un sentimiento que se ajusta muy bien al crecimiento humanos, es el miedo. Perfecto para crearnos convicciones, juzgar, hacernos creer sensibles y fríos a la vez, y como si fuera poco para convencernos de que estamos viejos.... "viejos" como si nos estuviesemos burlando con bases, otra vez, de quienes realmente comprenden más de un instante.
La mejor opción parece estar en la equivocación, en los viajes, en vivir sin miedo, ni juicios, ni identificaciones que nos validen con disfrases que con el tiempo nos someterán a un rol completamente estéril y despreciable. Esto con el único fin de construir en actos puros y sublimes, los cuales se adapten muy bien al espacio, desconociendo la dimensión del tiempo.
Esta sería la habitación del periodo en el que estoy viviendo. No tengo muchas convicciones, por lo tanto tampoco juicios ni condenas. Esto me agrada.
En un principio sentí curiosidad y miedo al saber cómo nos vamos volviendo viejos.... "viejos", como si nos estuviesemos burlando de quienes realmente comprenden más de un instante. Es que el sentir todo de forma cada vez más profunda es, en ocasiones, desesperante, desafiante, desilusionante y a veces decadente. Pero aquí estamos, con sentimientos que no necesariamente han dejado de ser mudables, sino que sólo han encontrado un espacio dentro de esta piel con elasticidad extraña y surcos casi bien definidos.
En todo este proceso, hay un sentimiento que se ajusta muy bien al crecimiento humanos, es el miedo. Perfecto para crearnos convicciones, juzgar, hacernos creer sensibles y fríos a la vez, y como si fuera poco para convencernos de que estamos viejos.... "viejos" como si nos estuviesemos burlando con bases, otra vez, de quienes realmente comprenden más de un instante.
La mejor opción parece estar en la equivocación, en los viajes, en vivir sin miedo, ni juicios, ni identificaciones que nos validen con disfrases que con el tiempo nos someterán a un rol completamente estéril y despreciable. Esto con el único fin de construir en actos puros y sublimes, los cuales se adapten muy bien al espacio, desconociendo la dimensión del tiempo.
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